JOSÉ ROBLES RODRÍGUEZ
Todo deportista ha de recorrer a lo largo de su vida deportiva una serie de etapas desde la iniciación, etapa en la que nos centramos con el presente artículo, hasta el perfeccionamiento o la especialización.
No debemos olvidar que el protagonista del proceso de enseñanza – aprendizaje en todo momento es el alumno, de modo que la planificación de nuestro trabajo debe ser por él y para él, planteándoles tareas que les resulten significativas. A este respecto Blázquez (1986:37) nos dice que «importa poco que el niño aprenda lo antes posible técnicas deportivas, mucho más importante es que amplíe las múltiples posibilidades de movimiento mediante juegos o tareas variadas». Por este motivo apostamos por una metodología de trabajo activa en la que introduciremos al joven judoka en la búsqueda del como poder hacerlo, mostrándole la práctica del judo de un modo ameno, lúdico y divertido. A este respecto, Kolychkine (1990), Jiménez (1991) y Terry (1996) citados por Bonitch y Macarro (2002), nos ofrecen una serie de orientaciones en torno a la enseñanza-aprendizaje del judo basadas en plantear al alumno situaciones técnico-tácticas.