La frase que da título a esta publicación es un refrán popular derivado de la frase original el progreso consiste en renovarse que se atribuye al escritor Miguel de Unamuno. Con el tiempo la afirmación de Unamuno evolucionó en el refrán que ha llegado hasta nuestros días. El significado de esta afirmación señala la necesidad de hacer cambios en nuestro comportamiento, nuestra forma de ser, nuestra imagen o en cualquier aspecto que define nuestro “yo” personal de cada uno.
En estos días en los que de forma obligada todos nos vemos encerrados entre las paredes de nuestra casa el Judo ha tenido que renovarse o morir. Al principio de este mes de marzo, poco a poco fueron suspendiéndose o cancelándose diferentes competiciones como el Grand Prix de Rabat o el Grand Slam de Ekaterimburg. En España se cerraba el CAR de Madrid, después los centros educativos en diferentes comunidades, se decretaba el estado de alarma y se nos obligaba a todos los ciudadanos a confinarnos en nuestras casas. Además, todas las competiciones deportivas nacionales e internacionales quedaban suspendidas. Hasta los intocables Juegos Olímpicos se veían pospuestos para el verano de 2021.
Pues bien, para los profesores de Judo esto suponía abandonar nuestro hábitat natural: el tatami. Nos encontrábamos extraños en nuestras casas sin poder acudir a las clases diarias llenas de niños, jóvenes y no tan jóvenes dispuestos a sudar el judogi. Pero eso no significó el parón de nuestras clases. A través de las redes sociales vemos como clubes y profesores de todo el país hacen clases online, retos diarios, diferentes juegos y actividades con materiales que todos tenemos en casa e incluso involucrando a los padres de los alumnos.
Los medios de comunicación nos hablan del “teletrabajo”. Si cogemos a una persona que no ha tenido contacto con el Judo nunca y le decimos que los profes estamos “teletrabajando” todos nos podemos imaginar la cara de incredulidad que se le quedaría. Pero es que hemos hecho nuestro el refrán.
Todo profesor de Judo está acostumbrado a tirarse horas delante de un ordenador preparando clases, organizando campeonatos, enviando notas de prensa al periódico local… pero nunca nos habíamos visto a nosotros mismos en una de estas. Hemos tenido que buscar alternativas para poder mantener nuestros clubes, no perder alumnos, que estos no se desenganchen del Judo y que la vuelta de todo este caos sea un poco más fácil.
Porque todos estamos sufriendo las consecuencias de este parón. Y las seguiremos sufriendo dentro de un tiempo cuando nos toque volver a las clases, sea cuando sea. Veremos como alumnos con los que llevamos trabajando todo el año se dan de baja por diferentes motivos.
Pero nosotros seguiremos hacia adelante. Porque el Judo nos ha enseñado a caer y levantarnos una y mil veces. Y esta vez no va a ser diferente. Por muy mal dadas que vengan nos ponemos el traje de faena y nos buscamos la vida para que nuestros alumnos sigan “pensando en Judo”.
Porque en situaciones como esta solo nos queda renovarnos o morir.